martes, 10 de junio de 2014

El amor me cabe en cuatro palabras.

Yo te quiero, 
pero no te lo digo porque sé que diciéndotelo sólo voy a contar un miedo en voz alta. 
 La verdad es que no hay peor tristeza que la felicidad que le estarás regalando a otra, mientras a mí se me acaban las formas de llorarte sin parecer la gilipollas que ha vuelto a romperse la misma esperanza. Ya no sirvo más que para cometer los errores que me sé de memoria, en eso siempre he sido la mejor. Bebo, fumo y te dedico toda esta muerte que me parece bonita.
 Hoy no estoy para luchar, sino para darle vueltas a esta necesidad hasta que se me llegue a caer al suelo, y allí que empiece a arrastrarse hasta tu recuerdo más cercano a pedir auxilio. El amor me cabe en cuatro palabras, aunque me deje en silencio casi siempre. Hay una intensidad en mi pecho que te pertenece, en mi cabeza simplemente no hay espacio para guardar tantas ganas huérfanas de tu boca. Yo te doy las instrucciones, síguelas si quieres. O, mejor, síguelas si aún no me odias demasiado.

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