Cuando le conocí entendí que la esperanza era
algo que tenía que ver con los besos que podría darme. A veces no sé
hablar de él sin sentirme estúpida. Al mirarle yo pensaba "cuando
alguien me diga que la vida es una mierda, yo recordaré este
momento". Ese preciso momento en el que sus ojos parecían besar los
míos, y la energia entonces ni se creaba ni se destruía, sino que
decidía recorrerme en forma de escalofrío todo el cuerpo. Yo me dejaba
enamorar, porque la gente que está sola suele ser también a la que no le
importa hacerse algo más de daño, y acelera a fondo cuando el
precipicio está cerca. La verdad es que la sensación es maravillosa.
Aquí estoy y soy toda tuya. No tengo mucho pero si no te tengo a ti lo
poco que me queda no consigue llenarme las manos. Y mucho menos el
corazón. Así que haz conmigo lo que quieras, a estas alturas hasta si me
jodes la vida me va a parecer bonito. Porque sí, porque al final la
soledad nos hace agradecer hasta las heridas que nos dejan otros.
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