¿No es acaso el amor una palabra tonta para hablar de algo inabarcable? Algo como un impulso desde lo más profundo de cada uno. Mirad, yo no creo en dioses, no creo que haya algo más allá y a veces me replanteo la existencia de lo obvio, pero cuando él aparece me doy cuenta de lo inoportuno que es sentir tanto y limitar la expresión de todo ello a lo que humanamente se me permite. Le escribo, lo pienso, lo sueño y por si acaso un día no está, me aprendo de memoria hasta su calor. Y me sigue matando lentamente, pero qué importa. La vida también nos mata, y es preciosa.
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