Fue bonito. Quererte. O lo que fuese, aquel sentimiento.
Lo cierto es que nunca supe muy bien quién era, hasta que tú me diste ganas de cantarte tontas y desafinadas canciones. Yo era eso: el daño colateral de estar a tu lado. Que se parase el mundo, viniese, y que nos mirase bailar.
Fue bonito. Quererte. Sentir aquel volcán en el pecho. Aquella felicidad que me crecía, salvaje, en cualquier sonrisa-acto reflejo al verte. Doblabas la esquinas, torcías los labios, me robabas el tiempo.
No me lo devuelvas. Jamás
'Debido a su ausencia , me he dedicado a robarle besos a los cigarros y abrazos a las botellas de vodka'
viernes, 26 de septiembre de 2014
Like James and Audrey.
Nos quisimos sin sentido.
No había razón en aquello.
Pero voy a contarte un secreto: no hay razón en todo eso que merece la pena. Disfrutamos tú y yo como tontos. Como dos islas que se hacen archipiélago. Como si tras la ventana sólo existiese el reflejo que mostraba el cristal de nosotros.
Quisiera volver a vivir de esa forma. Sin ropa casi siempre, teniéndote a mi lado, escribiendo con mis manos sobre tu cuerpo. Si pienso en esos días me viene a la mente una calma infinita. Si pienso en nosotros, nos convierto en un atardecer muy bonito, de un día de otoño, en un mundo sin guerras.
Hay quien cree que los recuerdos pertenecen al pasado.
Qué ingenuos.
El recuerdo simplemente es un sitio en el que sobreviven las emociones más puras: tocarte el pelo, quizá besarte mientras sonríes o, incluso, verte llorar. Y es maravilloso ese lugar. Ese rinconcito privado, donde tú y yo podemos ser tú y yo, y a nadie más le importa.
This could be everything to me.
Abrázame por las noches.
Si estoy triste hazme reír como sea.
Te necesito a ti para ordenarme los cajones de esta vida desamueblada. Pero no tengo paciencia, y tengo tantos miedos que si los contase podrían ser incluso estrellas en un cielo sin nubes.
Quizá sea eso lo que necesite: una estabilidad más grande que mi torpeza. Porque ya hasta si sonrío la sonrisa se me cae de lado, al igual que si intentase bailar sin escuchar antes la música. Todo se cae a pedazos, y el mundo ni siquiera tiene la decencia de detenerse y esperar a que recoja los trozos. A fin de cuentas somos muy pequeños, y nuestros problemas parecen invisibles para aquellos que no nos miran a los ojos el tiempo suficiente. ¿Tratará de eso la vida?, de que te hagan grande desde adentro, y terminar un día siendo más alto que el fondo. Y no volver a tocarlo.
Puedes intentarlo.
Dejarse llevar, como una ola empujada por la corriente, hasta morir en la orilla de una playa que te ha esperado toda la vida.
¿No es acaso el amor una palabra tonta para hablar de algo inabarcable? Algo como un impulso desde lo más profundo de cada uno. Mirad, yo no creo en dioses, no creo que haya algo más allá y a veces me replanteo la existencia de lo obvio, pero cuando él aparece me doy cuenta de lo inoportuno que es sentir tanto y limitar la expresión de todo ello a lo que humanamente se me permite. Le escribo, lo pienso, lo sueño y por si acaso un día no está, me aprendo de memoria hasta su calor. Y me sigue matando lentamente, pero qué importa. La vida también nos mata, y es preciosa.
viernes, 19 de septiembre de 2014
Desahogo.
Pues esto es algo totalmente diferente a lo que suelo escribir. Es decir, siempre intento desahogarme en un plano más romántico y como ya habréis intuido debido a una relación que me marcó mucho. En fin, esta vez vengo a desahogarme en todos los sentidos de mi vida y porque realmente lo necesito, necesito soltarlo todo en algún sitio así que si pasáis de dramones mejor os saltáis esta entrada que las otras son , al menos, en parte bastante bonitas.
Mi madre me educó en la creencia de que todo lo que yo podía tener era mi círculo familiar, es decir, ella, mis dos hermanas (por su parte) y ya. Solo ellas iban a estar siempre e incondicionalmente a mi lado. Me intentó inculcar que los amigos eran algo normal a nuestra edad pero 'innecesario' en nuestra vida porque solo estarían en lo bueno y muchas veces nos harían daño. Y hasta aquí hubo muchas veces en las que pensé que esto era así. Creí que ella y mis hermanas siempre estarían ahí.
En cuestión de meses mi vida, valores, forma de ver las cosas han dado un giro increíble. Y es que cuando tu madre te echa de casa con lo puesto (ni ropa, ni gafas,... nada) , cuando tus hermanas te dan la espalda y se inventan cosas sobre tu situación, cuando no puedes tirar de tu padre (aunque no hubiese hecho presencia en tu vida en 18 años) porque está en un centro de desintoxicación y no tienes más familia a la que recurrir es normal que todo tu mundo se ponga patas arriba. Ahora sumemos que tu mejor amigo es el que te compra los bonos para ir a clase, que tu actual novio está ahorrando para comprarte unas nuevas gafas, que tu grupo de amigos te invita a todo y te apoya, y por último pero no menos importante, que una amiga y su familia, increíblemente humildes, te acogen en su casa como una más.
No sé, mínimo me resulta irónico.
Estos meses han sido meses muy difíciles. Soy una persona risueña y activa, pero han habido momentos tan duros que solo he tenido ganas de acostarme y no levantarme más. Puede sonar fuerte pero es una realidad.
Si hay algo que he aprendido este año y a punto de cumplir los 20 es que tener la misma sangre que alguien no significa nada, porque no se elige en que familia se nace. Algunos tendrán suerte y les tocarán unos padres increíbles y luego los habrá como yo. A esos les digo que lo mejor que pueden hacer es elegir una gran familia, como lo he hecho yo. A día de hoy, mi mejor amigo es mi hermano, mi padre, es... mi todo. Es la persona que con decirle nuestra palabra secreta va a donde sea que yo esté con un paquete de galletas de peppa pig y un abrazo listo para mi. E igual mis demás amigos.
A ellos les debo poder seguir adelante cada día, poder a pesar de toda la adversidad pensar que también tengo cosas buenas y que valen la pena. Me han enseñado a escoger mis metas y luchar por ellas. He comprendido que en el mundo aún quedan personas con un corazón que nos les cabe en el pecho y que, como dice Rayden:
''lo aprendí a base de golpes...de suerte
que armarse de valor es el mayor escudo para hacerse fuerte.
y si tengo algo que hacer, alguien que me ama y a quien amar
el resto de las cosas pueden esperar ''
Este, desde luego, no es el texto que más me he currado ni mucho menos, pero como ya dije, necesitaba soltarlo porque creo que todas las sonrisas de este mundo tienen un peso, y este es el mio.

Sobre la vida.
Aprendí a no esperar mucho de la gente; a no esperar mucho de las despedidas. Aprendí a querer con los ojos cerrados; y a no olvidar lo necesario. Aprendí que los amaneceres están sobrevalorados, al igual que los atardeceres, y que tus dedos acariciando mi espalda son como otros dedos cualquiera acariciando mi espalda. Aprendí a emborracharme para recordar más fuerte; y a saltar al vacío de quedarme sin ganas, y vivir en reserva. Aprendí que la esperanza es lo último que se pierde, sí, pero que termina abandonándonos alguna noche, cuando ya se ha cansado de nuestra tristeza. Y se marcha sin decir adiós, sólo escuchas un portazo, y cierras los ojos, y ni siquiera tienes fuerzas para llorar. Aprendí que todos estamos tan solos como cualquiera, y que hay canciones que nos salvan de muchas resacas. Aprendí que nunca aprendemos a tropezarnos, ni a levantarnos, y que a veces podemos sentir cosas bonitas por aquello que nos hace tropezar. Aprendí que hay abrazos que curan, besos que no dicen nada, y miradas que te hacen viajar. Aprendí que los imposibles sólo existen para las personas que no están lo suficientemente locas. Aprendí a rimar "soledad" con "nicotina". Aprendí a decirte que no te quería, aunque te quisiera. Aprendí a no ser lo suficiente para ti. Aprendí a hacer como que no estaba cuando el amor llamaba a la puerta. Y, cariño, también aprendí a dedicarte cosas que nunca leerías; canciones bonitas que nunca hablaron de ti; a cerrar los ojos con fuerza y desnudarte como nunca, nadie, te desnudó; aprendí a hacerte el amor en la distancia; y a sonreírle a no saber, muy bien, qué era eso que sentías por mí. Pero hay algo que nunca aprendí, y es que "demasiado tarde" no es una bonita hora para darse cuenta de las cosas. No sé, cariño, yo ya estoy cansada de vivir de la forma equivocada. Ven a verme cuando puedas, estoy en la misma indecisión de siempre.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)